La verdad ya no sé con quien quejarme. He escrito a funcionarios estatales y municipales y nada. Absolutamente nada.
El día de hoy vinieron a las puertas de mi hogar, unos jóvenes que inspeccionaron mi domicilio porque, dijeron, están llevando a cabo una inspección sobre el dengue.
Revisaron toda la casa y, afortunadamente, no encontraron nada anómalo.
Sin embargo, como digo al principio de este escrito, he escrito a las autoridades sobre la situación del panteón particular, que está hecho un verdadero ASCO. Perdónenme la expresión, pero no puede decirse nada diferente. Pulula la basura por doquier y nadie, absolutamente nadie hace nada.
Al acercarse el 1 y 2 de noviembre, empiezan a medio limpiar y ahí se quedan. Jamás terminan de limpiar y además, dejan las mugres que medio quitaron. Los árboles están sobre los monumentos. Se caen de podridos. O se caen por los nortazos que azotan al puerto. Y ahí se quedan sin quien le importe quitarlos.
La basura, alguna, la amontonan en el arroyo, a la salida del panteón. Tienen una gran cantidad de arena amontonada sobre la banqueta que sirve para llegar a la entrada del panteón. Es un verdadero muladar, desde la entrada hasta el fondo de todo el panteón particular veracruzano.
En ése lugar sacro, se encuentran héroes y no héroes. Gente que merece un descanso eterno, pero que por azares del destino fue a dar a ése cementerio. No creo que exista otro panteón igual en ninguna parte del mundo. En otras partes del mundo, los panteones son lugares sagrados que son visitados por los turistas. Aquí da pena pensar que sea visitado semejante muladar.
Es una verdadera pena y sólo me he decidido a escribir aquí ya que le dan a uno ésa oportunidad. OJALÁ alguien me leyera y pudiera hacer algo al respecto. Pero, oh que esperanza la mía.
viernes, 25 de enero de 2008
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